miércoles, 17 de febrero de 2016

EL VALOR DEL MIEDO


El miedo es una emoción que nos viene impuesta desde que nacemos por su valor adaptativo para nuestra especie.

Si los hombres de las cavernas no hubiesen sentido miedo, podrían haber sido devorados fácilmente por cualquier depredador. Así mismo, sin miedo a sufrir daño o morir, no miraríamos el semáforo antes de cruzar la carretera, con penosas consecuencias. Por tanto, es una señal de alarma que nos avisa de que necesitamos protegernos de alguna amenaza, externa o interna.

Norberto Levy, en su libro, la Sabiduría de las Emociones, lo explica de la siguiente forma:

El miedo es como la luz roja de la señal de reserva del coche, que nos avisa de que si no ponemos gasolina, podemos quedarnos tirados en cualquier parte.

Si ignoramos esta señal, la consecuencia será inevitable ¿verdad?. Igualmente, si ignoramos nuestro miedo, también las habrá. Y es entonces cuando se convierte en una emoción desadaptativa . Es decir, no nos ayuda a adaptarnos a las demandas del medio, y nos desregula el organismo, convirtiéndose en ocasiones en pánico y angustia.

Lo beneficioso entonces, cuando sentimos miedo, es preguntarnos:

¿De que nos está avisando esta señal? 

Y entonces, hacernos una segunda pregunta:

¿Que recursos necesitamos incorporar o ampliar a nuestra persona, para conseguir nuestro objetivo?

Aceptar nuestro miedo como aliado, nos permite funcionar adaptativamente.

Si por el contrario lo rechazamos, crecerá con ansia de hacerse escuchar y ser atendido.

Ejemplo: Miedo a dar una conferencia en público: Si el miedo hablara, cuando lo rechazamos, diría algo así: "Ei!!! Por favor, escúchame! que necesitamos ayuda! Si no, puedes quedarte sin trabajo! EEEE!!! que podemos encontrar una solución!

Si finalmente lo escucha, y se hace las preguntas anteriores, por ejemplo podría darse cuenta de:

- Necesita prepararse bien la exposición para sentirse segura.
- Llevar algo entre manos mientras habla, le relaja.
- Puede que no esté preparada para abordar este tema, y quizás tiene la oportunidad de aplazar la fecha o delegar.
- Es normal estar nervioso o sentir miedo a exponerse. Quizás puede empezar la exposición expresando que se siente nerviosa, seguro que el público lo entenderá.

Y así podríamos hacer una larga lista de recursos facilitadores, gestados desde la escucha comprensiva de nuestras emociones.

No hay miedos anormales, sino miedos no escuchados.

Cuando hemos pasado tiempo sin atenderlos, a veces necesitamos un acompañamiento terapéutico, para descubrirlo y seguir adelante.

Hay  miedos, que son evolutivos, normales en la infancia. Me gustaría listar algunos:

Primer año: Pérdida de apoyo, sonidos fuertes, separación, objetos súbitos.

1 a 2 años y medio: Separación de los padres, extraños, tormentas, mar, pequeños animales.

2 años y medio a 6 años: Oscuridad, animales, quedarse solo, fantasmas, monstruos.

6 a 11 años: Sucesos sobrenaturales, heridas, daño físico, muerte colegio..

11 a 13 años: Sociales, colegio, autoimagen

13 a 18 años: Sexuales, autoidentidad, rendimiento personal, académicos, sociales.

¿Cómo acompañar a los hijos cuando sienten miedo?

De la misma forma que nos autoacompañamos como adultos. Si aceptas los tuyos, te será fácil aceptar los de tu hijo, si los rechazas, así mismo rechazarás los suyos.

¿Cómo mostrar aceptación?

- No empujando al vencimiento inmediato.
- No negándolo. Para un niño de 3 años, el miedo a los monstruos es tan normal como que 2 más 2 son 4. Podemos revisar el cuarto, ayudarlo a darse cuenta de que no hay  monstruo, pero no negar su emoción.
- Escuchándolos
- Ofreciendo apoyo.
- Ayudándolos a conectar con sus propios recursos de afrontamiento. Podéis darles ideas o preguntarles que les gustaría, o como les gustaría vencerlo, que necesitan...

¿Cuándo acudir a terapia?

Cuando observemos que se convierte en desadaptativo, interrumpiendo y dificultando las actividades y el funcionamiento diario, del niño, o del adulto.

Y NO SE ALARMEN! COMO HE SEÑALADO ANTERIORMENTE: NO HAY MIEDOS ANORMALES, SINO , MIEDOS NO ESCUCHADOS.