jueves, 19 de mayo de 2016

¿Qué necesitas?



Para empezar la redacción de este artículo, quisiera compartir con los lectores mi inquietud y motivación a escribirlo.

Esta semana hablaba con una persona muy especial que está en una guardería,  y me contaba como algunas de las cuidadoras, obligaban a los niños a dormir, por la pesada razón  de que "Es lo que toca". Conforme la iba escuchando, me iba sintiendo cada vez más angustiada pensando en el bebé, que lloraba desesperadamente en el inútil intento de expresar lo incómodo y doloroso que era para él, que le obligasen a algo que no necesitaba.

Si yo hubiese presenciado tal maltrato, seguramente hubiese cogido a la cuidadora y la hubiese obligado a acostarse y dormir, dándole palmaditas en la espalda y seguramente atándola, porque un bebé no puede escapar , pero ella sí. Y  es lo que me gustaría que ella experimentase, ignorando su resistencia, hasta que hubiese pasado la hora de la siesta.

Seguramente algunos ahora estéis pensando: "Que loca!" "Eso no se puede hacer" "No puedes obligarla a dormir"

Pues lo mismo pienso yo de esta cuidadora. No puede obligar al bebé, porque es tan humano como los adultos.

Todos los seres vivos, para mantenerse con vida necesitan satisfacer sus necesidades; beber agua, comer alimento, tener protección...

La autorregulación organísmica es el proceso a través del cual nos adaptamos al  ambiente y las satisfacemos.

Los humanos, nos diferenciamos del resto de especies en que tenemos además de las necesidades fisiológicas básicas de supervivencia, aquellas que nos permiten desarrollarnos humanamente, las cuales siguen manifestándose en orden jerárquico durante todo el ciclo vital.
Según Maslow hay dos tipos de necesidades que motivan a las personas:
Necesidades de deficiencia: Aquellas que de no satisfacerse pueden ocasionar déficit en el organismo, por lo tanto hay que llenarlas desde fuera por seres humanos distintos al sujeto, en defensa de la salud.
Rebeca Wilde, las describe como necesidades auténticas: aquellas que pertenecen a la supervivencia de un organismo, acompañan el desarrollo y a los procesos de crecimiento del organismo.

Necesidades de desarrollo: Satisfacción progresiva de las necesidades básicas hasta lograr su desaparición, además de las motivaciones específicas de desarrollo como por ejemplo: Talentos, cualidades ,tendencias, potencialidades innatas...

Las primeras,  nos acompañan desde el momento de la gestación, y hasta más o menos la adolescencia somos dependientes de los adultos para satisfacerlas.

Un bebé llora (Siendo el llanto su principal vía de expresión de sus necesidades), cuando quiere comer, pero también cuando no quiere más comida.
Llora cuando quiere dormir, así, también cuando no quiere.
Cuando no estamos atentos a las necesidades de los más pequeños, e imponemos lo que por norma general o por legado familiar  debe de ser, estamos negando un aprendizaje que es crucial para desarrollarnos como adultos autónomos.

No respetamos las necesidades auténticas del pequeño, y el mensaje transmitido viene a ser que lo que tu deseas/necesitas para regularte y llegar al equilibrio  que te permite estar satisfecho, no es válido.

Por tanto, es difícil exigir por ejemplo a los adolescentes, que llegado el momento, sepan cual es su vocación, ya que han aprendido generalmente a actuar en base a unas normas establecidas según el entorno, y no en equilibrio entre lo que necesitan, y el entorno puede ofrecerles.

Podría seguir con un sin fin de ejemplos en los que de adultos, interrumpimos este proceso de satisfacción de necesidades, que está a la base de la insatisfacción personal y el sufrimiento humano.

Podría decirse que el proceso de autorregulación organísmica tiene básicamente dos fases:  Primero, darse cuenta de la necesidad y, segundo, hacer algo para satisfacerla. Todo el proceso que implica satisfacer una necesidad es natural y relativamente sencillo a menos que esté dañado.

Es complicado validar nuestras necesidades, cuando desde pequeños, nos han transmitido que precisamente no son válidas. Así que de adultos, se torna complicado conectar, (Darse cuenta) y reconocer aquello que necesito, ya que interrumpimos este proceso  a merced estos patrones aprendidos de lo que debe ser.  Y si no nos damos cuenta, resulta poco probable que actuemos, (Hagamos algo),  y nos dirijamos al medio para satisfacernos.

Así, vivimos maltratándonos frecuentemente, y subyugados a lo que por norma debería ser.
La cuidadora, también es víctima de esta interrupción, y seguramente, no se permite conectar con la angustia del bebé, ya que está desconectada de su propia angustia, de su cuerpo, de sus necesidades, de lo básico y esencial para estar plenamente vivo y satisfecho.

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